Incluso en algunas corridas de toros se puede ver varones bebiendo vino de una zapatilla de mujer.
Pero retomando el punto, no me voy a referir al “vino de la bota” española que arroja un alegre chisguete a la boca. Tampoco me referiré a que sea –zapatilla- o –bota- de mujer, argumentando que le quepa más bebida.
En vez de esto, hago referencia a Italia, una bota Geográfica que de norte a sur tiene cerca de 1,360 km.
(Solo para subrayar una comparación que siempre me ha gustado, es que Italia se desplaza de noroeste a sureste, con 1,360 km, mientras que la península de Baja California también va de noroeste a sureste, con una inclinación muy similar sobre el mapa, y esa península es solo un poco más larga, ya que mide 1,650 km. Es decir, 300 km más aproximadamente. Ambas penínsulas producen vino. La diferencia es que mientras Italia es una bota, Baja California vendría siendo una pata de palo).
En fin, volviendo a Italia, como vimos en el curso, es el país del mundo que más producción de vinos tiene. No la mejor calidad pues ese lugar lo ocupa Francia, pero Italia genera más litros y además, tiene la variedad genética más numerosa del planeta de plantas de la especie Vitis vinifera.
Los italianos tienen la primera denominación obligatoria del mundo, pues ya desde 1716 se reguló la producción del famoso chianti, por Cosme tercero de Medicis.
El vino chianti se elabora en la famosa región de la Toscana.
Ahora hay cerca de 300 denominaciones de origen en Italia.
La altitud de Italia escasamente da para sembrar uvas blancas, de modo que por ejemplo vinos como el de Asti (al norte) se hace de uvas blancas y obscuras.
Alberto nos comentó que es raro encontrar un vino italiano univarietal, de modo que por lo general, los vinos son un 90% de una variedad, y 10% de otra.